martes, 19 de enero de 2010

Yo opino igual

¡Mueran los 'heditores'!

Sufrimos un bombardeo de mensajes que predican, con voz epifánica, que Internet libera a la cultura de la tiranía de los editores y otros empresarios. ¿Estamos seguros de que, de ser así, represente un claro progreso?

LUISGÉ MARTÍN 19/01/2010

Aristóteles distinguió hace ya muchos siglos entre la democracia, que es el gobierno del pueblo, y la oclocracia, que es el gobierno de la plebe o, si se prefiere, de la muchedumbre. En la primera, elegimos a los que creemos mejores y delegamos en ellos -bajo vigilancia crítica- para que nos dirijan. En la oclocracia, en cambio, no elegimos a nadie ni delegamos nada: todos opinamos de todo, todos hacemos todo y todos somos sabios en cualquier materia y profesión.

En estos días se repite hasta la saciedad que Internet democratiza la cultura, pero yo creo que lo que va a hacer, si nadie lo remedia, es oclocratizarla, y eso, lejos de parecerme una virtud o un beneficio social, me parece una amenaza apocalíptica.

En el artículo de Javier Calvo Por un libro universal (EL PAÍS, 24 de diciembre de 2009) se repetían algunas de esas ideas recurrentes en las que se predica, con voz epifánica, el advenimiento de una cultura liberada por fin de las cadenas de los editores. ¿Pero esas cadenas tan esclavizadoras son reales?

A las oficinas de una editorial media llegan al cabo del año casi 1.000 manuscritos. En España deben de circular durante ese tiempo más de 5.000 originales diferentes. La inmensa mayoría de ellos son impublicables, como sabe bien cualquiera que los haya ojeado, y lo primero que hace el editor (gastando dinero para ello) es separar el grano de la paja. Luego, de entre todos los granos elige aquellos que tienen más afinidad con su línea editorial: literatura de autor, best sellers, creación experimental... Mi biblioteca, como la de cualquier lector curtido, está llena de libros de las editoriales que publican el tipo de literatura que me interesa. Es decir, me he aprovechado de la labor y del saber hacer de sellos como Anagrama, Seix Barral, Alfaguara o Tusquets, y lo he hecho porque confiaba en el criterio profesional de sus editores.

Pero los editores, además, editan los libros, si se me permite decirlo de un modo tan tautológico. Es decir, les aportan valor añadido: hacen sugerencias, corrigen deslices o erratas, proponen cambios, pulen el estilo... Los autores estamos absolutamente ensimismados en lo que hemos escrito y aquellos amigos a los que pedimos opinión no son capaces siempre, aunque lo intenten, de examinarnos con distancia, de modo que los editores son los únicos que pueden enfrentarse a la obra con competencia y desapego a la vez.

Lo que se nos propone ahora es la desaparición del editor. La extensión del modelo de edición tradicional al e-book, se nos dice, es "perjudicial para el autor y el lector". ¿Es beneficioso, entonces, que en vez de 150 novedades anuales clasificadas por sellos editoriales definidos haya en la Red 5.000 textos sin depurar? ¿Es beneficioso que José Saramago y mi prima Paqui (que es casi analfabeta pero se divierte contando historias) estén en pie de igualdad? ¿Es beneficioso que los textos tengan faltas de ortografía, incoherencias narrativas y redundancias? Y aún peor: ¿es beneficioso que desaparezcan esos libros de no ficción que impulsan las propias editoriales, encargándoselos a autores? ¿Quién se ocupará de traducir una novela a otro idioma, de adelantar el dinero que supone ese trabajo?

En la mayoría de los comentarios que predican el nuevo Edén digital se huele el incienso de la España católica: ganar dinero es malo, es pecado; el editor, avaro, insaciable, no lee novelas, sino cuentas de resultados.

Yo, en cambio, he conocido a muchos editores preocupados sólo por llegar a final de año, por mantener puestos de trabajo y por poder editar libros arriesgados aunque su rentabilidad fuera dudosa. Claro que se han hecho algunas fortunas con la edición: ¿y qué? Pero lo peor es que los mismos que abominan del editor mercader nos aseguran sin empacho que una de las soluciones para que el autor tenga ingresos es introducir publicidad en el propio libro. "Cuando una mañana Gregorio Samsa se despertó de unos sueños agitados, se encontró en su cama de Ikea convertido en un monstruoso bicho". ¿Es de eso de lo que hablamos? ¿O de que al cambiar de capítulo en Ana Karenina salte en la pantalla del e-book un banner con un anuncio de agencias matrimoniales? No sé si es que me he hecho demasiado viejo para entender los códigos morales de la post-postmodernidad -o lo que sea esto-, pero reconozco que me escandaliza ver el desparpajo con que se mezcla la ética de Fidel Castro con la de Esperanza Aguirre. Por un lado se sataniza al editor empresario y por otro se recomienda poner un anuncio de Coca-Cola en mitad de una novela para defender así la independencia autoral y la libertad del lector. Antes había "visiones del mundo"; ahora, al parecer, sólo hay ángulos ciegos.

El otro asunto que me desconcierta es el del papel que se le asigna al autor en el nuevo mundo e-editorial. Dado que el editor debe desaparecer, se propone que el autor se comporte como un empresario de sí mismo y asuma el desarrollo informático y administrativo, la gestión comercial y la promoción de sus libros.

Es decir, que además de escribir bien, a partir de ahora para ser autor habrá que tener ánimo empresarial, adquirir conocimientos de márketing, elaborar banners y páginas web, dedicar tiempo a infectar viralmente la Red con nuestros productos, preparar performances y poseer algo de dinero para la inversión informática y los viajes promocionales. Los autores, por tanto, no sólo no cobraríamos, poco o mucho, sino que pagaríamos para escribir. Todo ello con la esperanza vaga de que se produjera un retorno de la inversión que nos permitiese al menos comer. Ese retorno no vendría del pago -barato o caro- de los lectores, que se considera impertinente, sino de algún tipo de publicidad como los ya mencionados.

¿Puede alguien imaginar a Kafka, a Dostoievsky o a Scott Fitzgerald en estas lides? Los autores, sin llegar al tópico romántico, suelen ser seres inadaptados, neuróticos y con una cierta incapacidad para las cosas terrenales. Hubo incluso que inventar la figura del agente literario para que se ocupara de sus asuntos. Y ahora pretendemos que compongan la melodía, dirijan la orquesta y toquen todos los instrumentos. A lo peor alguien como Saramago decidía abandonar la literatura, abrumado por esos deberes mundanos (no olvidemos que hay autores que no soportan ni las giras promocionales), pero mi prima Paqui, en cambio, saldría literariamente reforzada, pues es formidable en las relaciones públicas y en la promoción personal.

Saramago y mi prima Paqui pueden convivir en la Red, por supuesto, pero está en juego el tipo de literatura triunfante, el estilo de libro que queremos para el futuro. Con el e-book desaparecerá aproximadamente un 75% del coste actual del libro -papel e impresión, distribución, venta minorista y gastos de financiación de los invendidos-, de modo que el precio podría abaratarse enormemente sin empeorar la calidad y sin poner a la literatura en manos de Repsol o de Nokia. La distribución, por otra parte, sería universal y perpetua: un libro estaría disponible en Lima y en Tokio, hoy y dentro de 20 años, posibilitando así la difusión ilimitada de los autores, simplificando al máximo la logística de las editoriales y permitiendo a cualquier lector tener acceso a títulos hoy inencontrables. Y técnicas de comunicación digital como la de regalar el primer capítulo de una novela, ahora todavía en pañales, podrían suponer una nueva revolución en los costes de publicidad y una indiscutible garantía para el lector indeciso. ¿Nos parece poco paraíso?

No nos engañemos: lo que peligra con un sistema en el que no haya editores ni haya venta no son los beneficios de los accionistas ni los privilegios de unos pocos, sino la dignidad del libro y de la cultura que transmite. Oclocracia o democracia, that is the question.

Luisgé Martín es escritor; su última novela es Las manos cortadas (Alfaguara)

34 comentarios:

  1. De hecho a las librerias ya llega una cantidad de novedades desorbitada, tan solo de editoriales reconocidas. Es desbordante y eso hace que muchas librerias hayan perdido la nocion de fondo: no hay espacio para todo, y la novedad siempre manda. A eso añadirle los libros autoeditados, que existen desde hace ya decadas, cuyos autores entregan casi a punta de pistola en cualquier libreria: hay que tener cojones para decirle que no a mas de uno.

    Total: que cada vez mas libros y cada vez menos literatura.

    PD: perdon por la ausencia de tildes, algun troyano se los ha comido.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por la claridad y contundencia de tus argumentos que- lo reconozco- han conseguido asustarme. No puedo imaginarme un mundo sin libros de papel y sin editores. Quizas sea yo tambien demasiado vieja pero me pregunto exactamente lo mismo: por que tenemos que cambiar algo que hasta ahora estaba funcionando tan bien? Es que existe un clamor popular para que se decapite a los editores? No entiendo todo ese esfuerzo adicional que escritores y editores han de realizar para " estar con los tiempos" y no ser arrastrados por la marea tecnologica. Quien ha creado tal marea? Con que fin? Por que nos sentimos presionados aquellos que solo quieren hacer las cosas de forma sencilla? No esta la tecnologia al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la tecnologia? Por que ahora va a ser mas dificil leer un libro que antes? Por que ahora va a ser mas dificil publicar que antes? No es todo un enorme sin sentido? Es que no hay nadie que pueda verlo con la claridad prístina con la que algunos lo vemos? Tengo miedo de que eso que describes algun dia suceda. Suena cursi decirlo pero muchas veces, a lo largo de mi vida, me he dado cuenta de que el consuelo y la energia que he podido recibir me la han proporcionado objetos pequeños, como libros editados deliciosamente, lapices de colores, cuadernos de doble pauta y folletos turisticos. Yo no quiero una era digital. Por que el mundo tiene que volverse de repente tan inhospito?

    ResponderEliminar
  3. Perdona, sabia que esta entrada era el articulo de " El Pais" y me he dirigido a ti como si lo hubieras escrito. De todas maneras gracias por publicarlo.

    ResponderEliminar
  4. El editor es fundamental. Sin él, esto sería el caos.

    ResponderEliminar
  5. También estoy de acuerdo. Pero a lo mejor se trata de otro engaño.
    E-book, también se lleva pasta.
    Pero no todo lo que se edita en papel es la octava maravilla del mundo.
    Ayer mismo me pidieron dinero para editarme un libro.

    ResponderEliminar
  6. Estoy de acuerdo. Que no llegue este apocalipsis, please.

    Yo tengo un e-book. Es un buen compañero de viaje, no pesa nada. Sirve para piratearse libros coñazo, libros que uno ya tiene o libros de los que uno no está muy seguro para echarles un ojo. Sobre todo, sirve para acumular. Yo me bajo libros por doquier, de cientos de webs (¿de verdad se creen que la gente va a pagar por descargarse libros? Nunca. Ese negocio ya ha fracasado.)
    Sin embargo, no dejaría nunca de comprarme los Verdaderos Libros: el olor, el tacto, sentir el grosor de las páginas que te faltan por leer en los dedos de la mano derecha!! También la buena edición, la traducción honesta.
    El e-book es una fuente de ansiedad, de distracción y de cierta locura. Ese detalle tan nimio de estar a cuatrocientos "clicks" del final (y no a cuatrocientas páginas de papel) estresa. Mucho. Hay algo en la visión de la pantalla (que siempre es la misma, independiente de si lees a Louis Stevenson o a Shakespeare, que resta placer visual a la lectura (creo que afecta incluso a la manera de 'imaginar' la trama).
    Luego está el tema de que puedes quedarte sin batería... o sin biblioteca, si le pegas un trastazo al aparatejo.

    Por todo esto, espero que la acogida del e-book sea comedida, de acuerdo con un sano juicio. ay.

    Gracias por el texto.



    c.

    ResponderEliminar
  7. Últimamente todo lo que leo sobre el libro electrónico son tópicos. Cándidos tópicos a favor, como el artículo de Javier Calvo (¿performances? Por favor...), malintencionados tópicos a favor, como los de las fanáticos de la "cultura libre", tópicos en contra con ese romanticismo vacuo alrededor del libro de papel como objeto y más tópicos interesados en contra, por parte de la industria del libro.

    Este artículo es de lo más razonable que he leído hasta el momento, pero también cae en simplificaciones y manipulaciones para justificar su postura..

    Es verdad que los editores son útiles como filtros. Pero no exageremos; ¿acaso si en un viaje vamos a una librería argentina o peruana no sabremos seleccionar y encontrar lo que nos interesa aunque no conozcamos las editoriales? ¿Tan huérfanos nos quedaríamos sin ellas? También tenemos otros filtros: los árboles genealógicos de autores que construimos en nuestras bibliotecas mentales a partir de influencias y de recomendaciones en los autores que admiramos, las recomendaciones de amigos con gustos similares, las críticas que leemos en blogs de los que nos fiamos, etc. Todo eso puede terminar compensando el filtro que antes nos proporcionaban los editores.

    Que conste que creo (y que deseo) que los editores (ya sean los actuales, si sobreviven, o los nuevos que puedan aparecer) seguirán existiendo: para descargar al autor de las cuestiones técnicas y del contacto con los canales de venta, y también como vendedores de prestigio, de marca (ya no de objetos físicos).

    Y yo tampoco creo en el autor-orquesta, y soy consciente de que si de eso se trata desde luego pesados sin talento pero con más conocimientos o habilidades para la promoción o el spam van a ser más visibles que escritores con talento pero sin conocimientos o ganas de darse autobombo por internet. Bueno, no es nada nuevo, algo parecido sucede ahora con los libros de papel. Hay autores malos mucho más visibles que autores buenos (en las librerías, en la prensa, en las revistas, en la tele). Esa visibilidad antes dependía del dinero, ahora dependerá más de la persistencia y algo menos del dinero. No creo que vaya a haber nada nuevo bajo el sol.

    Por último, el "paraíso" que nos presenta el articulista para convencernos de que el libro digital tiene que costar dinero es ciertamente un paraíso, pero desde luego no se acerca ni remotamente a lo que las editoriales van a ofrecer (están ofreciendo) en España: el ahorro del 75% de los costes (que yo creo que no es tanto) no se traslada al precio de venta, que suele ser sólo entre un 10 y un 35% más barato. ¿Por qué sucede esto? Porque la cadena de producción clásica del libro de papel (autor-editor-distribuidor-librero) se duplica absurdamente en el mundo del libro digital. Con autor-editor hay más que suficiente; incluso podemos aceptar un librero, un portal de venta que centralice la oferta de las distintas editoriales. Pero, ¿distribuidor? ¿Distribuidor de libros digitales? Permítanme que me ría. Y eso es el mejor de los casos (Leqtor, Amabooks, la distribuidora que van a crear Planeta, Santillana y Random House), hay quien propone ir más allá: Herralde cree que lo mejor sería que los libros digitales se vendieran... ¡en las librerías físicas!

    (sigue)

    ResponderEliminar
  8. En esta guerra nadie quiere perder; no quieren perder los distribuidores, no quieren perder los libreros, no quieren perder los editores. Al final, se presionan los unos a los otros para replicar el modelo del libro de papel en el libro digital. Y como una cosa no tiene nada que ver con la otra, corren el peligro de terminar perdiendo todos; los distribuidores, que están condenados a desaparecer en el mundo digital porque son intermediarios innecesarios, los libreros o se especializan o se reconvierten o van a ser sustituidos por portales de venta de libros online al estilo Amazon, los editores no saben por dónde tirar y mientras tanto la piratería avanza. Y la piratería en el mundo del libro puede ser más desastrosa que en la música (donde los autores tienen los conciertos) o en el cine (donde hay las salas de cine, que ofrecen una experiencia distinta). Esto no es un juego de suma cero en el que todos puedan seguir igual; aún no está claro si va a ser un juego de suma positiva o negativa, pero alguien va a tener que desaparecer para que los demás sobrevivan o ganen más; la cuestión es que hoy por hoy el libro digital representa una porción tan ínfima del negocio que nadie quiere contrariar a sus socios actuales en el negocio del libro de papel (al que le quedan muchos años de dominio en ventas), comprometiendo sus ganancias presentes, a cambio de unas supuestas ganancias futuras; para cuando lo hagan, tal vez ya sea demasiado tarde.

    Hay más cosas, por ejemplo sobre la "distribución universal y perpetua" de la que habla el articulista, y que no tiene pinta que vaya a ser así en el modelo propuesto por el sector editorial, debido a las limitaciones nacionales de derechos de autor y a la protección de archivos con sistemas anticopia. Pero ya me he aburrido, y el artículo es demasiado tendencioso a favor del status quo. Que sí, que la gente no tiene moral con las descargas y con querer todo gratis (bueno, todo no, sólo el entretenimiento), que hay otra industria que se está beneficiando de todo este tinglado y que también tiene intereses en el asunto... Pero algo estarán haciendo mal las empresas del sector, digo yo, cuando son incapaces de ofrecer alternativas atractivas a la descarga “pirata”, y más teniendo en cuenta que ya saben cómo ha ido la cosa con música y películas.

    ResponderEliminar
  9. @Emma: "Por que ahora va a ser mas dificil leer un libro que antes? Por que ahora va a ser mas dificil publicar que antes?"

    Ninguna de esas dos cosas es cierta. Si de repente me apetece leer, digamos, "Beginners" de Carver, recién editado, ahora puedo comprarlo directamente desde mi Kindle -sin pasar por el ordenador- en lugar de tener que bajar a Barcelona y acercarme a La Central o al FNAC. Más fácil imposible. Porque supongo que la facilidad no se refiere al proceso de lectura en sí, que es prácticamente idéntico al de un libro convencional, salvo en lo de tener que apretar un botón en lugar de pasar de página... Ya sé que no todos los lectores (de hecho, ninguno) que se venden en España son como el Kindle, y que esto es sólo posible para libros de Amazon (en inglés) pero tarde o temprano llegaremos a algo así, o eso quiero creer.

    Sobre la dificultad de publicar, no hay mucho que decir, lo que sucede es más bien lo contrario, de hecho ése es uno de los principales problemas de los que habla el artículo.

    @C. "Luego está el tema de que puedes quedarte sin batería... o sin biblioteca, si le pegas un trastazo al aparatejo".

    Las baterías de los lectores duran semanas, como sabrás. Es decir, cuando queda un tercio de batería, a lo mejor te da para una o dos o tres novelas... Difícil que a uno le pille de improviso. Y quedarse sin biblioteca; los libros que tengo comprados en Amazon en Amazon están y me los puedo volver a bajar cuando quiera. Los que tengo bajados de internet es tan simple como tener una copia de seguridad en el disco duro del ordenador.

    ResponderEliminar
  10. Sí, está muy bien este artículo de Martín, pero la realidad va por otro lado. Cuanto antes se asuma que lo que se nos viene encima es lo que describió Javi Calvo, mejor. Es lo que hay. Y me parece mejor el artículo de Calvo, aunque esté de acuerdo con el de Luis g Martin: el futuro inmediato es un mundo sin libros de papel, igual que se terminaron los vinilos. Que los libros están muy bien? Sí, pero el negoci es el negoci.

    ResponderEliminar
  11. No había pensado en lo de la publicidad en los libros: ¡qué asco, pardiez!

    Esos autores que cita no tenían ni internet ni un ordenador delante. Si lo hubiesen tenido, dudo que se hubiesen estado quietos.

    Olvida bombardear mejor la banda de flotación de esos engendros como Bubok y compañía. Para mí, ya sé que sólo para mí son engendros. Con gé.

    ResponderEliminar
  12. corto y pego del blog del escritor Miguel Sánchez Robles:


    Un poema o un cuento, si los leo en una web, es como si no existieran lo suficientemente, como si fuesen arrastrados al no existir, como si al poder ser leídos con tanta facilidad y estar tan expuestos a la luz artificial cogieran un ántrax o algo así. Los relatos y los poemas que leo en Internet siento que no existen, que no son para nadie ni de nadie, que en realidad no tienen ni autoría ni destino, auténtica autoría, auténtico destino. Sin embargo, si los tengo en folios o en un libro, los leo de otra manera, más despacio, más hondamente, a veces incluso con ganas de apretarlos contra el pecho. Los guardas en un anaquel determinado y los vuelves a coger una tarde de marzo o una noche de primeros de junio y los vuelves a leer y sientes que sí existen, que sí son, que sí tienen destino y autoría. Pero así no, en Internet devalúan su esencia, yo estoy empezando a sentir que la devalúan y que de alguna manera comienzan a dejar de existir como los muertos, exactamente lo mismo que los muertos. Esto mismo no existe, a lo mejor no existe para mí, para nadie.



    c

    ResponderEliminar
  13. Es cierto, este debate está lleno de tópicos (hasta el escritor anti-tópicos cae en el tópico), nos está faltando imaginación (eh, a vosotros, escritores, es lo único que no han de quitaros!)

    [Imagino un post-triunfo del libro electrónico en el que venden la maquinita traductora-editora-impresora-encuadernadora de libros con la que puedes exprimir hasta el último kb de tu ebook.]

    De cualquier forma, apelar a la conciencia de los lectores (como a la del escuchante de música) es en balde. ¿Apelan ellos a las vuestras cuando se levantan a las siete de la mañana para ir a míseros trabajos o, peor, cuando los despiden de esos míseros trabajos? Sólo un escritor pluriempleado en trabajos míseros se concienciará (consigo mismo). Sé que es demagogia, esto que estoy haciendo, pero es lo que he oído en un bar que se parece a muchos otros bares de España.

    Así las cosas: o bien hacemos resugir el fetichismo por el papel (hay que montar una campaña más potente que la de sony, por ejemplo) abaratando, de paso, el coste de los libros (es posible?), tal vez con más colecciones de bolsillo (como en Francia y GB) y más segunda mano. O bien le aseguramos al escritor una plaza fija de funcionario (selección por curriculum? ventas? al que escriba el título más bonito?).

    Alberto Olmos, me quiero comprar todo lo tuyo pero la mejor oferta que he encontrado es 2 Olmos por 32 euros. Creo que si pudiera me los bajaba hasta que encontrara trabajo.
    Por otra parte, de tener yo trabajo, le aseguro que a usted le apadrinaba.


    Atentamento.


    Anónimez

    ResponderEliminar
  14. Hola, Víctor: en mi casa nos hemos hecho muy fans de tu blog, sobre todo la parte que habla catalán (de mi casa, digo).

    Hoy he visto un Kindle y es tan feo y ortopédico que parece que el libro (vi un libro mío "dentro") está en la unidad de cuidados intensivos, en esos aparatos respiratorios y amamantadores. Muy feo y sin tacto.

    La cita de cuentos y poemas de ese señor me ha gustado mucho; muy buena prosodia.

    Como mi carrera literaria ha terminado, no necesito padrinos, a no ser que no hacer nada necesite asimismo un padrino, que me parece que sí; o una madrina, que es más común.

    En todo caso, anonimez, existe una cosa llamada Biblioteca, donde suelen tener mis libros. Y si no escriba a mi editorial diciendo que es de prensa y que se los manden (a ver si cuela).

    Gracias.

    ResponderEliminar
  15. Creo que es la primera vez (en la historia) que los escritores se preocupan por la competencia amateur.

    ¿Qué dice el gremio de maquetadores? ¿Se quejan?

    Igualmente que existen escritores amateurs (que cuelgan sus cosas en la red, gratis) existen maquetadores amateurs. ¿O no? ¿De verdad pensáis que todos los pdf están mal escritos, mal corregidos, mal maquetados?

    ¿Importa?

    ¿Quién no ha maquetado -by the face- (con mejor gusto que DVD) el poemario de un amigo convencido de que, en verdad, era "la casa encendida 2.0"?

    ¿Daña eso a Visor?

    ¿La marca blanca de yogures Mercadona es peor que Danone?

    Algo hay en toda esta guerra que a nosotros (sucios mortales) se nos escapa. Propongo mi conspiración;

    Las editoriales viven (principalmente) de dos cosas.

    Una; Su magnífico fondo editorial compuesto por grandes clásicos de la lite. Es decir; lo que se vende.

    ¿Que pasará cuando el fondo de una editorial se encuentre en la red?

    ¿Van a vender entonces algo más sus novedades? ¿Compraréis, vosotros, todas las novedades?

    ¿No os pasa con las novedades lo que os pasa con internet?

    ¿No hay 2.000 nuevos escritores publicados?

    ¿Son legibles?

    ¿Quién va a arriesgar con Fulanito teniendo toda la lite de Conrad gratis?

    Dos; Premios y Traducciones.

    ¿Qué pasará con los premios literarios si desaparece el formato físico? ¿Cómo justificará Planeta los 12.000e (lo que sea) de edición para un libro que pasará a costar (casi) nada?

    Se nos dice que la labor de un traductor la paga la editorial.

    ¿No existen subvenciones por traducir a un polaco? Yo creo que sí. ¿No existe "la embajada polaca" donde dan fiestas e invitan a pinchos a los editores? Idem.

    Que den conciertos.

    ¿En que mundo vivimos si un amateur puede amenazar a Planeta?

    Fin de la conspiración.

    Más allá;

    Es entrañable la preocupación del arriba firmante (Luisgé) por el futuro de la lite, por el futuro como performance de Saramago.

    Como si (en verdad) el lector no pudiera cribar entre Paqui (arquetipo) y Saramago (arquetipo).

    Confundir a un lector con un consumidor (no es lo mismo) es lo que suelen hacer muchos escritores (no pocos editores).

    Cuando el lector de libros(sic) viene a ser un pijo demodé (sic).
    Ej;

    "Me gusta el tacto del papel, el olor a viejo etc..Tu libro igual me lo compro".

    Igual no. Seguramente no.

    ¿De qué depende? ¿De ti, del libro, de la editorial, de la portada?

    ¿De la crítica especializada?

    ¿Qué pasa si tu libro sale en "Lost"?

    Solución;

    Demos al lector lo que espera de nosotros. Hagamos libros como se hacen vinilos. En lo marginal hay negocio. En el fetiche hay negocio.

    Mataría por una cifra (no un tanto por ciento) una cifra real (con ceros y unos y doses) sobre las ventas (reales) de un libro superventas (uno al azar, a elegir).

    Yo pongo (como ejemplo) los 500 ejemplares que vendía Pombo Superstar de sus novelas cuando militaba en Anagrama. No hace tanto ¿eh? diez años. 500 ejemplares, sin internet.

    ¿De qué vivía Pombo? ¿De qué vive?
    ¿Da conciertos Pombo?

    Datos de descargas; idem (imaginemos el diez por ciento de 500 ejemplares...)

    Igual de gracioso me resulta lo de idear un aparatito para leer. Un aparatito -concluyo- que (se ve a leguas) nadie utilizará para leer. Si no para decir. Diremos que tenemos un aparatito para leer como se dice que existe un sitio (biblioteca) para leer.

    Luego pasa que vas y no hay nadie.

    ¿De verdad las editoriales esperan bajadas masivas? ¿Se están acojonando?

    Es como esperar un colapso en la (invisible) cola de la biblioteca municipal. Chico, qué miedo.

    En un bar que yo conozco siempre tendré a una gorda a quien follarme. Pasa que nunca voy.

    Pasa que me da pereza.

    Pd; Sabemos que casi ningún escritor compra libros sino que le son regalados. ¿Puede criticar un escritor que un libro sea gratis?
    ¿Compran los escritores libros?
    ¿Dónde?

    ResponderEliminar
  16. A menudo tengo la estereofónica sensación de que todos estamos en lo cierto, independientemente de lo que opinemos.

    Es la hostia.

    ResponderEliminar
  17. Yo no veo tan descabellada la publicidad en los libros.
    ¿No lleva publicidad el medio en el que aparece el artículo de Luisgé Martín? ¿Es por eso peor? Si hay un nuevo escenario, habrá que cambiar el modelo de negocio, digo yo.

    Y ¡coño! Si veo un libro que se titula Trenes hacia Tokio, por ejemplo, y que lo van a leer 30.000 tip@s, por ejemplo, y tengo una compañía aérea que vuela a Japón, o una red de hoteles ahí o un restaurante de sushi en el centro de Madrid...¿Por qué no voy a anunciarme? Ingresos para la editorial, ingresos para el autor y ¡qué cojones! el libro gratis para que en vez de 30.000 lo lean 100.000. Eso sí, pertenece a LdT que es una editorial que garantiza calidad, y de eso me fío.

    Y no me refiero a la publi diegética que sí que es más discutible... aunque en el cine es moneda de uso corriente ya!!!

    David.

    ResponderEliminar
  18. Yo también opino igual.

    ResponderEliminar
  19. Eso me recuerda la peli de Javier Bardem en la que interpretaba a Reinaldo Arenas. Había una secuencia en la que Arenas explicaba que cuando estaba encarcelado tenía que escribir los versos (no podía dejar de escribir) en papelillos de fumar, y después se los daba a su madre de forma clandestina para que los sacara al exterior, jugándose la vida o al menos la libertad. La pobre señora (ay, las madres...) los envolvía en plástico y se los introducía en el recto para camuflarlos de los guardias.
    Si algunas personas tuvieran que pedirle a su madre que se metiera lo que escriben por el culo serían más reflexivos y más objetivos respecto a si vale la pena triturar árboles para publicarlo.
    Un mundo literario sin editores sería como una ciudad sin ley.

    El estatus es muy bueno, Alberto. Pura insinuación. Felicidades y un saludo.

    ResponderEliminar
  20. Alberto, aquí Anónimez. De verdad me gusta y me interesa todo lo que escribe, no se piense que estaba siendo irónico con respecto a eso. Me haré con los libros que me faltan, aunque sea llamando a Lengua de Trapo con la excusa de que publico un fanzine.

    Un abrazo y gracias por los textos.

    ResponderEliminar
  21. Señor, no he pensado que fuera ironía. Gracias por la aclaración, en todo caso.

    ResponderEliminar
  22. Si no hubiera editoriales, muchos libros tendrían faltas de ortografía.

    Si no hubiera editoriales, el público tendría acceso a libros verdaderamente malos.

    Si no hubiera editoriales, descartaríamos muchos más libros.

    Los escritores, a los que no les gusta ser descartados, experimentarían, sin lugar a la duda, el rechazo de los lectores.

    Y por tanto, si no hubiera editoriales, los escritores mejorarían.

    Nadie más que el autor debería tocar el texto. Corregir también es escribir.

    Feliz Navidad.

    ResponderEliminar
  23. Gracias a internet, cada vez estamos más cerca de la Idiocracia:

    http://www.blogoff.es/2009/05/14/estudiantes-daneses-podran-usar-internet-en-los-examenes/

    ResponderEliminar
  24. Espero que la parte de tu casa que habla catalán no sea Juan, sería una decepción.

    Me reído con tu experiencia con con el Kindle, aunque a mí no me parece feo.

    @Y: "¿Quién va a arriesgar con Fulanito teniendo toda la lite de Conrad gratis?"

    Ya puestos paranoicos con la detección de ironías, no sé si ése trozo pretendía serlo (irónico). Si no lo pretendía, yo creo que la pregunta sería más bien: ¿alguien cree que la gente va a ponerse a leer a Conrad aunque ahora sea gratis si puede leer al Brown, Falcones o Zafón de turno?
    Por lo demás, estoy bastante de acuerdo con casi todo lo que dices.

    ResponderEliminar
  25. Completamente de acuerdo con vos, joven sensei.

    ResponderEliminar
  26. Donde has oido la ldea de que deban desaparecer las editoriales? Partiendo de una premisa falsa no se puede argumentar nada.

    ResponderEliminar
  27. Gracias por haberme hecho descubrir este artículo. He estado leyendo detenidamente todo. No deja de ser curioso que yo también tengo mi opinión, y es muy parecida a la del articulista: un mundo sin criba es un mundo sin ley, un caos. Si no existe el editor, la calidad no está garantizada (independientemente de que haya gustos en los clientes y, como decía antes un compañero de un foro, a él le den asco Julia Navarro y Dawn Brown). Debe haber un proceso de selección y alguien que lo garantice para la buena comprensión del sistema. Si se deja todo a la mano de Dios, en Internet, uno se perderá y navegará, seguramente casi siempre, entre un mar de mierda muy abundante. Claro que el sistema editorial puede ser injusto (estoy seguro que se quedan fuera mucha gente que merece ser publicada), pero es que nada en este puto mundo es justo. Y el comunismo, bajo su apariencia de felicidad común, no es más que un caos: quedó demostrado. Entonces, ¿de qué coño hablamos ahora aquí? El e-book y la literatura digital yo la veo perfecta, no la repudio: accedo a ella también casi constantemente. Pero la veo más como un complemento (como acabaron siendo la tele y la radio, y la primera no sepultó a la otra) que como un rey tiránico que de repente ha de asentarse y al que todos, en un segundo, deben guardar silencio y respeto. Y que toda la Galaxia Gutenberg se hunda por los huevos de unos pocos que, bajo el tópico de la Internet democrática, pregonan estupideces. Sí, ahora mismo.

    Espléndido blog, y espléndido Olmos. Espero buscar literatura tuya próximamente. Creo que mi hermano tiene algo tuyo por ahí; gracias a tu blog le echaré el ojo.

    ResponderEliminar
  28. Me gusta la metáfora, Darthz. Navegar con toda libertad por un infinito mar de mierda. Garbosamente apoyados en el castillo de proa, rollo Titanic, con los brazos bien separados y la brisa pestilente agitando nuestros cabellos. El mundo es mío, que dijo aquél.

    ResponderEliminar
  29. Me ha encantado lo de @Y. "¿Qué pasa si tu libro sale en "Lost"?"

    Yo, que me he visto toda la serie en 2 meses, me los pienso comprar todos este fin de semana, incluso ese de la rusa fascista Ayn Rand, "El manantial", no tengo intención de leerlos. Sólo los colocaré en una balda de mi estantería, con un letrero que ponga "biblioteca Lost" y los rodearé de palmeritas y aviones de plástico. Las visitas van a flipar.

    Con el Kindle de mierda no podría hacer eso.

    Por cierto, conozco a un señor que tiene un puto libro de esos libre de derechos y que, siempre que hablo con él me dice que me lo lea. Yo nunca lo hago, porque el tipo nunca corrige las erratas de su blog, cosa que me pone muy nervioso. Pero, eso sí, si se lo publicase Anagrama, me lo pensaría.

    ResponderEliminar
  30. "¿Es beneficioso que los textos tengan faltas de ortografía, incoherencias narrativas y redundancias?"

    ¡Pero si esto es precisamente lo que publican muchos editores!

    ResponderEliminar
  31. esto es una puta gilipollez, soy librero, desde hace 10 años, y no peligra un puto carajo con el libro digital, joder. Esto es lo de siempre, pura reacción contra el cambio lógico y normal. EVOLUCIONEMOS UN POQUITO JODER!!!!

    ResponderEliminar
  32. ¿Quñé tiene que ver Aguirre, una democrata elegida democraticamente en las urnas, con un dictador asesino, facharrojo y racista, que mete en la cárcel, cuando no los fusila, a los democratas cubanos?

    ResponderEliminar