La tentación -a la que me rindo ahora- de escribir un texto donde informe de que estos breves pasajes que voy publicando en el blog no tienen la intención de
comunicar nada, de comunicar
nada a nadie, y mucho menos a las personas que puedan o no estar detrás de las difusas referencias que se encuentran en ellos, sino sólo la intención de
decir, de decir
algo a nadie, como confidencias enajenadas que no han de ser tenidas en cuenta.
Y mi oído no tiene mayor tentación de oir nada, de oir nada de nadie, nada interesante de casi nadie, casi todo aburrido de casi todos, solo tiene la tendencia solitaria de intentar escuchar lo más cerca posible la verdad.
ResponderEliminarS. Amable
se agradecen
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