domingo, 24 de noviembre de 2013

raudo # 61

No leerlo y hablar mucho de él, dijo un crítico (y escritor), nacido en los años sesenta, hace tiempo, sobre la novela infinita (mil y pico páginas) de otro escritor, americano, nacido en los sesenta y muerto (esto da un poco lo mismo) ahorcado, frase que me ha venido a la cabeza después de sumar los elogios, y restar las páginas, y multiplicar los títulos de varias largas novelas recientemente reeditadas, que hacen las delicias de cuatro modernos a pesar de estar casi todas disponibles en las bibliotecas, y que provocan comentarios, posts, opiniones, entusiasmos, desde el primer instante, pero nunca a partir del último, nunca después de pasar dos o tres semanas -las necesarias- leyendo el libro de mil y pico páginas hasta el final: no creo que nadie que hable bien de El plantador de tabaco haya leído El plantador de tabaco hasta la última página, la verdad, o, dicho menos violentamente: quizá todos hablamos bien antes de tiempo.